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Con el nombre popularizado de “dieta keto”, las dietas cetogénicas se diseñaron para quemar grasa en lugar de azúcar y así obtener la energía que el cuerpo necesita. Existen desde hace casi 100 años, aunque la realidad es que originalmente no fueron creadas para la pérdida de peso, como lo es en la actualidad.

El deseo por bajar de peso es una constante generalizada, se intenta lograr a base de ejercicio, alimentación sana o programas intensos que incluyan rutinas o dietas específicas, como puede ser la dieta keto, controversial para algunos y funcional para otros, pero lo recomendable siempre es consultar y dar seguimiento con un experto de la salud para que determine, de acuerdo con las características de cada individuo, cuál puede ser la mejor opción para llegar a un peso ideal sin poner en riesgo la propia integridad.

¿Cómo funciona la dieta keto?

Las dietas cetogénicas son bajas en carbohidratos (similar a la dieta Atkins), donde el objetivo es obtener mayor cantidad de calorías provenientes de proteínas y grasas. El objetivo es entrar en cetosis, un proceso que inicia con 3 o 4 días de un consumo menor a 50 gramos de carbohidratos al día, consiguiendo que el organismo comience a obtener energía por medio de la descomposición de proteínas y grasas y, a su vez, disminuyendo el azúcar en la sangre, lo que lleva a una pérdida de peso.

Por ejemplo, en una dieta keto diaria de 2,000 calorías, las grasas deben tener una mayor presencia con aproximadamente 165 gramos, y alrededor de 75 gramos de proteína. Aunque la cantidad exacta dependerá de los requerimientos de cada persona, dictadas por el médico.

¿De qué se trata la dieta keto? ¿Es para todos?

¿Quién puede recurrir a una dieta keto?

Debido a la creciente demanda por este régimen alimenticio que ofrece una aparente efectividad para deshacerse de esos kilos de más, la conversación también se inclina a que puede ser perjudicial para el organismo. Como bien mencionamos con anterioridad, la utilización de esta y otros regímenes de alimentación estrictos, deberán ser autorizados y supervisados con la atención médica adecuada.

Remontándonos a los orígenes, la dieta cetogénica surgió como una técnica de ayuda para pacientes con epilepsia ayudando a controlar las convulsiones presentadas en esta afección desde la década de 1920; además de que, a través del tiempo, se ha descubierto que puede ayudar a personas con diferentes tipos de padecimientos, como lo menciona el sitio de médicos expertos WebMD:

  • Cáncer: la insulina es una hormona que le permite al cuerpo usar o almacenar azúcar como combustible. Las dietas cetogénicas te hacen quemar combustible (azúcar en sangre) rápidamente, por lo que necesita menor cantidad de insulina para almacenarlo. Niveles bajos de insulina pueden ayudar a retrasar el crecimiento de células cancerígenas.
  • Cardiopatía: todo indica que una dieta keto ayuda a aumentar las grasas “buenas” y a disminuir el colesterol, lo que se traduce en menor riesgo de enfermedades cardiovasculares como presión arterial alta o insuficiencia cardíaca, entre otras.
  • Diabetes: al disminuir la azúcar en la sangre, una dieta cetogénica resulta útil para pacientes diabéticos, aunque demasiadas cetonas en el cuerpo pueden ser contraproducentes para personas con diabetes tipo 1.
  • Síndrome de Ovario Poliquístico (SOP): altos niveles de insulina pueden causar en las mujeres que sus ovarios crezcan debido a la formación de pequeños sacos llenos de líquido. Entonces, la dieta cetogénica ayuda a disminuir los niveles de insulina, evitando la aparición del SOP.

Cabe mencionar que toda esta información también va acompañada de una aclaración sobre la necesidad de seguir investigando sobre cada caso.

¿De qué se trata la dieta keto? ¿Es para todos?

Riesgos de llevar una dieta keto

Según el sitio Harvard Health Publishing, una publicación de la Harvard Medical School, una dieta cetogénica también presenta riesgos, entre ellos:

  • Deficiencia de nutrientes: si no se consume una amplia variedad de verduras, frutas y granos, puede estar presente el riesgo de deficiencias en micronutrientes, incluidos selenio, magnesio, fósforo y vitaminas B y C.
  • Problemas de hígado: con las grandes cantidades de grasa para metabolizar, la dieta keto podría empeorar cualquier condición hepática existente.
  • Problemas de riñón: con una dieta cetogénica necesita procesar más proteínas de lo acostumbrado, y los riñones son los encargados de dicha tarea, por lo que pueden vivir sobrecargados.
  • Cambios de humor: el cerebro necesita azúcares provenientes de los carbohidratos saludables para funcionar adecuadamente, así que disminuir su consumo puede causar confusión e irritabilidad.

Cada cuerpo y organismo es distinto, así como la disciplina y seguimiento que cada uno le pueda dedicar a su alimentación, por lo que los beneficios y riesgos pueden ser menores o mayores dependiendo de lo antes mencionado. Antes de tomar cualquier decisión, consulta con tu médico.

Un cuerpo sano puede ser complicado de conseguir, pero no imposible.

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