Skip to main content

¡La frescura tiene ingredientes! Y son: azúcar, hierbabuena, limón, agua mineral, ron y hielos.

Se dice que el origen del mojito viene de finales del siglo XVI, cuando el corsario Sir Francis Drake preparó la primera versión del mojito mezclando agua ardiente con azúcar, limón y menta.

Más allá de verlo como un coctel, esta combinación ayudaba en aquellos tiempos de piratería a combatir males estomacales, prevenir cólera y aliviar el calor de las Antillas. El aguardiente proporcionaba calor, el agua diluía el alcohol, el limón combatía el escorbuto (una deficiencia de la vitamina C), la menta le daba el sabor fresco y el azúcar hacía pasar más fácil el trago amargo.

Esta bebida se fue haciendo famosa en Cuba, donde le llamaban “draquesito”, pero luego, cuando el ron (cuya producción se hizo más refinada) sustituyó al aguardiente, se le rebautizó como “mojito”, que proviene del término “mojo”, que significa mezcla.

 

De Drake a Hemingway

Bastante tiempo después de la era de los piratas en barcos, fue el mismísimo Ernest Hemingway quien hizo famosa esta delicia, ya que solía visitar la conocida “Bodeguita del medio”, lugar reconocido en Cuba por la delicia de sus mojitos y porque ahí se reunían grandes personalidades como Pablo Neruda, Salvador Allende, Mohammed Ali o García Márquez, entre otros; y bueno, Hemingway escribiría: “Mi mojito en la Bodeguita… mi daiquirí en el Floridita”… el resto es historia, y seguramente tú has sido parte de ella porque ¿quién no ha disfrutado de su sabor? Ya sea en una noche de baile, en plática con los amigos o simplemente para acompañar una cena, resulta prácticamente imposible resistirse a uno.

 

Un mojito para ti

Para que no te quedes ahora con las ganas, aquí va la sencilla receta:

  • 1 ½ onzas de ron.
  • 4 gramos de azúcar refinada.
  • 7 gramos de
  • Jugo de 1/2 limón.
  • Agua mineral.
  • Hielos.

Primero pon azúcar y hierbabuena en un vaso, añade el jugo de limón y con un mortero macera la hierbabuena; ponle ron a tu gusto, hielos, agua mineral… ¡y salud!

Leave a Reply