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“Antes estábamos mejor”, ¿te suena familiar esta frase? En un mundo al que siempre estamos llegando tarde, encontramos productos y servicios industrializados para poder conseguirlos lo más pronto posible, de la forma más práctica para consumirlos y al menor precio, es decir, la solución a nuestras vidas… ajetreadas. Entonces es cuando empiezan las reflexiones y se empiezan a valorar cada vez más las cosas hechas con mayor paciencia y dedicación, ¡como antes! Pues este también es el caso de la industria de la ropa, donde encontramos la batalla entre el fast fashion y el nombrado slow fashion.

 

Fast fashion Vs. Slow fashion

A decir verdad, el slow fashion no sólo se centra en ponerle mayor dedicación a la fabricación de prendas, este nuevo concepto va más allá y también busca contar con procesos transparentes de fabricación, costos adecuados para un comercio justo para evitar la explotación tanto del recurso humano como de nuestros recursos naturales, así como la intención de ser sustentables al utilizar materiales de origen natural. Caso contrario al fast fashion.

Esta metodología busca crear conciencia en las personas para que lleven a cabo un consumo responsable también con sus vestimentas, ya que las ropas sintéticas son, por ejemplo, uno de los mayores contaminantes de nuestros océanos, sólo por detrás de las botellas y bolsas de plástico. Y sabes, todas esas prendas hechas de nailon, poliéster, spandex o acrílico, entre otras.

 

El slow fashion que crece en Latinoamérica

Una ventaja que tenemos en la región, es que contamos con dos pilares importantísimos para lograr un slow fashion exitoso: una alta calidad en recursos naturales y una larga experiencia en artesanía. Esto, sumado a que en Latinoamérica las personas cobran mayor conciencia con la intención de disminuir su impacto negativo al medio ambiente y que, en realidad, sí tenemos una buena cultura del consumo local (igualmente creciente).

Colombia, Panamá, México y Perú, son de los casos más sonados en cuanto a incursión del slow fashion, pero seguramente en tu región también ya exista alguien que esté desarrollando este tipo de prendas y ni si quiera te has dado cuenta. Busca en negocios locales o ferias y bazares, donde muchas veces se reúnen este tipo de emprendimientos que aún no logran tener una gran exposición, pero que sí están intentando generar un cambio.

Después de todo, no es tan malo hacer una pausa de vez en cuando y vivir en modo “slow”, ¿no crees?

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