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Dulce de leche, cajeta, manjar, arequipe, fanguito… un nombre diferente por cada país donde se consume, tan variable como la atribución de su invención, tema bastante debatible, pero de lo que no hay ninguna duda es que es el dulce favorito de las tierras latinas.

Lo mismo pero diferente

Si bien los nombres son variables, lo que prevalece es su receta, pues todos comparten los mismos ingredientes base que son la leche y el azúcar. Lo que también se comparte es su implementación, ya que resulta un ingrediente esencial para la elaboración de alimentos dulces y postres, principalmente como relleno o cobertura para tortas, pasteles, bizcochos, galletas, crepas, tartas, helados, etcétera, etcétera.

Aunque para algunos países como Argentina y Uruguay, resulta un must que se llega a consumir prácticamente a diario, hay otros en los que su consumo es menos constante, debido a que otros gustos son los dominantes, o incluso que ciertos paladares el sabor de este ingrediente les resulta excesivamente dulce.

Un origen de otro mundo

Existen relatos que cuentan un surgimiento del dulce de leche donde por accidente se dejó la leche al fuego hasta que ésta se quemara, lo curioso es que este lo mismo les pasó a diferentes personas de diferentes regiones.

Independientemente de que cada territorio tenga una anécdota o leyenda para contar, la verdad es la que los historiadores hallaron (hasta donde se sabe): el dulce de leche tiene su origen en Indonesia. Alrededor del Siglo VI, el consumo de dulce de leche había llegado a las Filipinas, las cuales pertenecían en aquella época a la corona española, y fue desde ese lugar del que los navegantes que partían hacia el recién descubierto Nuevo Mundo, llevaron este manjar a nuevos territorios, para ser más precisos, el dulce de leche llegó a América a través de las costas mexicanas.

Orgullo nacional

Si bien varios son quienes se adjudican su creación, tal vez los que más lo defiendan como propio son los argentinos, pues han hecho verdaderos esfuerzos por homenajear esta delicia, desde crear el Día Mundial del Dulce de Leche que se celebra cada 11 de octubre, hasta proclamarlo Patrimonio Cultural Alimentario y Gastronómico de la Argentina. Ellos, además, son quienes mayor industria activa tienen sobre este producto, no sólo para consumo local, sino que su producción alcanza mercados internacionales.

Resulta interesante saber la historia de este excelente dulce, pero no hay como comerlo incluso a cucharadas.

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